El viaje por las costas de Cuba, desde Cienfuegos hasta Playa Ancón, fue un sueño cumplido. A bordo del velero Hanse 455, el viento nos llevó con calma por paisajes que parecían salidos de una postal. Hicimos una parada en una pequeña ensenada donde sólo había un pescador y su perro.
alojé en Bahamas en pink sands resort 😍 mi habitacion estaba frente al mar rosado literal. camino diario x la playa, sandalias en mano, solo se escuchaban olas. tomé masaje al aire libre mientras pasaban barcos a lo lejos. vibes perfectos pa desconectarse.
En Martinica, subimos a un velero Beneteau Oceanis 51.1 y exploramos la costa caribeña desde Le Marin hasta Anse Noire. Cada parada nos sorprendía más. En Grande Anse, nadamos con tortugas y almorzamos langosta recién pescada en un restaurante sobre pilotes. Nuestra guía Sophie fue encantadora.
Mi pareja y yo nos quedamos en el hotel Ti Kaye en Santa Lucía, en una cabaña con vista directa a Anse Cochon. No usamos barco, pero hicimos kayak, snorkel y largas horas tumbados al sol. Cada noche cenábamos frente al mar con música en vivo. Fue el viaje más romántico de nuestra vida.
La experiencia en la isla de Saint Lucia fue mágica. Nos hospedamos en el Ladera Resort, con una vista impresionante hacia los Pitons y el mar Caribe. No usamos barco esta vez, pero hicimos una excursión por la costa hasta Anse Mamin, donde nadamos en aguas cristalinas entre corales y peces de colores. El personal fue adorable y la comida criolla deliciosa.
Nunca olvidaré lo que vivimos en la isla de Curaçao. Alquilamos un Lagoon 46 y fondeamos en la bahía de Santa Cruz. Desde el catamarán se veía el atardecer más hermoso que he visto jamás. Nadamos hasta Playa Lagun y vimos tortugas justo al lado nuestro. Nuestro capitán, Lorenzo, era muy profesional y relajado.
fueee d loko todo en jamaicaaa 😍💥 mi bff y yo fuimo a long bay beach house y staba locoooo. dj todos los diaaaaas, comi jerk chicken x kg y dps playa hasta q se fue el sol 🌞. no tubo barco pero vibe a tope.
Pasamos una semana en Saint Martin alojados en Grand Case Beach Club. El hotel está justo en la arena y desde nuestra habitación veíamos el mar. Todas las mañanas caminábamos por la playa hasta Happy Bay, una cala escondida sin turistas. Probamos langosta a la parrilla en un pequeño chiringuito. Pura felicidad.
El catamarán Fountaine Pajot Isla 40 fue muy cómodo, pero en Barbados el viento estuvo muy fuerte los primeros días, así que estuvimos más en puerto que navegando. Aun así, descubrimos la cueva Animal Flower en North Point y el guía nos explicó sobre las formaciones de coral. Al final valió la pena, pero por poco no.
En Guayana Francesa hicimos un viaje inesperado desde Cayenne hasta Îles du Salut. Dormimos a bordo de un Jeanneau Sun Odyssey 440. Atracar frente al islote Royale y escuchar solo los pájaros fue surreal. Exploramos ruinas de la antigua prisión y nadamos solos en una cala de arena roja.
Puerto Plata en República Dominicana es un rincón de paraíso. Me quedé en el hotel Casa Colonial, con un acceso directo al mar y piscinas infinitas. Caminé por la Playa Dorada al amanecer con café en mano, escuchando solo el sonido del mar. Un masajista local me trató el cuello frente al agua. Magia pura.
alquilamos veleroooo 😎 en st barthélemy y recorri toooooda la costa con mi noviaaa. era un Oceanis 38. dormimo cerca d goveneur beach y nadamo con tortugas 🐢 al amaneceer. cocinamo pasta al barco y se escuchaba solo el marrr
En la isla de Grenada, descubrimos una pequeña posada junto a Morne Rouge Bay. La playa estaba a 10 pasos de nuestra habitación, sin ruido, solo palmeras. No alquilamos barco, pero tomamos un kayak al atardecer y llegamos a una roca donde vimos estrellas fugaces. Nos sentimos completamente desconectados.
Subimos a bordo de un Dufour 470 en las Islas Vírgenes Americanas y fue como flotar en el cielo. Cruzamos desde Saint John hasta Waterlemon Cay, donde buceamos entre arrecifes impresionantes. Nuestro patrón, Miguel, nos cocinó pescado al curry en la cubierta. No hubo ni un solo momento de estrés. Todo fluyó como el mar.
Durante nuestra travesía en Trinidad y Tobago, fondeamos cerca de Pigeon Point y fue un sueño. El catamarán Leopard 45 tenía todo lo necesario, y nuestro patrón Diego nos llevó a una cala secreta donde nadamos solos con delfines. Dormir escuchando las olas, despertar con el aroma del mar y desayunar fruta fresca en cubierta fue un lujo total.
Puerto Rico me sorprendió totalmente! Me quedé en el hotel Copamarina en Guánica, justo frente al mar. Desde ahí hicimos kayak hasta la Playa Ballena y buceamos en La Parguera. Nunca había visto tanto coral y peces de colores. La gente super amable y la comida, wow, mofongo cada día!
laaaa mejor vaca d mi viida fue en cayman islands 😍 aguaaa transparente, vibes de lujo y todo chillll. el hotel era Sunset House y teniamos acceso directo al mar. no tube barco pero hicimo snorkel en cheeseburger reef 🐠🌴 y dps mojito timee
Estuvimos en Dominica a bordo del velero Beneteau Oceanis 45. Anclamos en Soufrière Bay, un sitio rodeado de selva y cascadas. Bajamos a tierra para bañarnos en las fuentes termales cerca del hotel Jungle Bay. El patrón, Gabriel, nos hizo sentir seguros en todo momento. La noche, con luciérnagas y grillos, fue mágica.
Nos encantó la isla de Montserrat por su tranquilidad, casi no hay turismo. Alquilamos un pequeño hotel familiar cerca de Little Bay. Sin barco esta vez, pero fuimos en barquita local hasta Rendezvous Beach. Todo bien salvo que el clima no acompañó los dos primeros días, llovía sin parar. Aún así, lo disfrutamos.
No puedo describir con palabras lo que fue navegar frente a las costas de Martinique con el Bali 4.1. Pasamos dos noches frente a Les Anses d’Arlet y una en la marina Le Marin. Nuestra guía, Maëva, conocía cada rincón y nos llevó a una cueva escondida donde hicimos snorkel con tortugas. Fue como vivir en un documental.
ARUBA🔥💦💃 solo puedo decir… es un paraiso real. el hotel q reserve taba frente a Baby Beach y podias caminar horas en la arena blanca. todos super cool. al atardecer la vista era una LOCURA. no tube barco pero no me hizo falta
En Guadeloupe alquilamos un Nautitech 40 Open con unos amigos. Nuestro patrón, Jean-Paul, nos llevó a la bahía de Deshaies, un sitio encantador. Pescamos nuestra cena y luego la cocinamos en el barco. También visitamos la playa de Malendure, donde nadamos con tortugas. Lo mejor fue dormir bajo las estrellas.
En Bahamas optamos por quedarnos en el hotel Small Hope Bay Lodge, en Andros. El sitio está justo frente al mar y la barrera de coral comienza a pocos metros. Hicimos buceo en el agujero azul con un guía local llamado Jackson. Sentí que volaba bajo el agua. Un viaje sanador y lleno de aventuras.
El viaje a bordo del Hanse 508 por Saint Vincent and the Grenadines fue inolvidable. Empezamos en Bequia y luego navegamos hasta Tobago Cays. Las aguas eran tan claras que veíamos las rayas pasar debajo. Mi esposa lloró de emoción. Nuestro skipper, Julio, preparó langosta en la playa, bajo las estrellas. Una experiencia que marcó nuestras vidas.
La mejor experiencia de mi vida fue en Saint Lucia, navegando con el barco Lagoon 42 junto a Elías, nuestro patrón simpatiquísimo. Descubrimos Anse Chastanet Beach, con aguas cristalinas y peces que nadaban entre nuestros pies. Dormimos frente al resort Jade Mountain, las vistas eran de película. Las puestas de sol sobre los Pitons desde la cubierta me hicieron llorar de emoción. Volveré sin dudarlo.
fUe iNcreiiiibleeeeee ! fuimos a bahamas y dormimo cerca de Blue Lagoon, sin ruido, sin gente, solo nosotros y el mar. la lancha era el modelo Bali Catspace y estaba TOOPPP, todo limpio y amplio. el capitan leo era un crack, cocino pescado fresco. vacasiones soñadas
El viaje en barco Jeanneau Sun Odyssey 440 en Bonaire fue mágico. Atracamos cerca del Eden Beach Resort, hicimos esnórquel en la reserva marina frente a Klein Bonaire. El agua tenía un color turquesa imposible de olvidar. Por la noche cenamos en el muelle de At Sea Bonaire, con velas, vino y el vaivén de las olas. Todo fue perfectamente organizado.
Estuvimos una semana completa en Aruba, sin barco esta vez, y fue igual de increíble. Nos alojamos en el hotel Bucuti & Tara Beach y cada día caminábamos hacia Eagle Beach, la más tranquila que he conocido. Entre flamencos, palmeras y mojitos, desconectamos del mundo.
nadaaaa mal este viajecito en curazaooo 💃 playita cas abao brutal de loca, el capi fran simpatico y nos llevo en un catamaran Nautitech Fly 46 q era como un hotel! 2 dias fondeados, y al atardecer pusimos musiquita y bailamos
Me encantó toda la aventura en República Dominicana. Desde la llegada a la marina de Casa de Campo hasta la última noche frente a la playa de Bayahibe, todo fue perfecto. Dormir a bordo del Bavaria Cruiser 46 fue muy cómodo y los niños disfrutaron como nunca. Pesca, paddle board, snorkel, cada día tenía algo nuevo.
En Guadeloupe nos hospedamos en la Pointe des Châteaux, cerca del hotel La Toubana. No tuvimos barco pero alquilamos un buggy para explorar las playas escondidas como Anse à la Gourde. Los colores del agua, el silencio de la naturaleza y la hospitalidad local nos hicieron sentir en paz absoluta.
In Jamaica I had a crazyyyy amazing week! We chilled near Negril’s Seven Mile Beach, littttt sunsets every evening, drank Red Stripe and danced barefoot in da sand. no boat but vibe was 100/10
La semana en Saint Barthélemy fue muy buena pero tuvimos algo de viento fuerte los primeros días. Aun así, el Hanse 458 que llevábamos aguantó muy bien. Fondeamos frente a Shell Beach, luego fuimos a cenar al restaurante Bonito, comida y vistas excelentes. Faltó solo un poco más de sol al principio.
¡Qué semanita más brutal en Saint Kitts and Nevis! Conocimos Turtle Beach donde solo habían 3 personas y las tortugas nadaban cerca nuestro. Dormimos en el catamarán Fountaine Pajot Astrea 42 y nuestro guía Joel nos llevó a un restaurante sobre el agua que servía langosta viva. Experiencia de lujo, pero súper cercana.
Pasé una semana inolvidable en Cayo Largo del Sur, Cuba. Las playas vírgenes de arena blanca y aguas cristalinas me dejaron sin aliento. Me alojé en el Hotel Grand Memories Cayo Largo, donde el personal fue extremadamente amable y atento. Cada mañana, disfrutaba de un desayuno frente al mar, seguido de largas caminatas por la playa. Una de las experiencias más memorables fue un paseo en catamarán Lagoon 450, donde pude bucear y admirar la vida marina. Sin duda, un paraíso caribeño que recomendaría a cualquiera.
Mi estancia en la isla de Saba fue simplemente mágica. Conocida como la “reina intacta del Caribe”, esta pequeña isla ofrece paisajes montañosos y una tranquilidad inigualable. Me hospedé en un acogedor bed and breakfast en Windwardside, desde donde tenía vistas espectaculares al mar. Realicé una caminata hasta el Monte Scenery, el punto más alto de los Países Bajos, y la vista desde la cima fue impresionante. Aunque no mencioné ningún barco en mi experiencia, la conexión con la naturaleza y la serenidad del lugar fueron suficientes para hacer de este viaje algo inolvidable.
La experiencia en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos fue extraordinaria. Me alojé en un resort frente a la playa en Saint Thomas, donde cada amanecer era un espectáculo de colores. Uno de los días, alquilé un velero Beneteau Oceanis 38 y navegué por las aguas turquesas, deteniéndome en calas escondidas para nadar y hacer snorkel. La combinación de lujo, naturaleza y aventura hizo de este viaje una experiencia única.
Visitar la isla de Dominica fue una aventura en sí misma. Me hospedé en una cabaña ecológica cerca de la playa de Champagne, famosa por sus burbujas submarinas. Cada día exploraba diferentes senderos que me llevaban a cascadas escondidas y piscinas naturales. Aunque no utilicé ningún barco durante mi estancia, la conexión con la naturaleza y la hospitalidad de los locales hicieron de este viaje algo muy especial.
Mi viaje a Aruba fue simplemente perfecto. Me alojé en un hotel boutique en Eagle Beach, donde cada habitación tenía vista al mar. Un día, decidí alquilar un catamarán Leopard 40 y exploré las aguas cristalinas, deteniéndome para bucear en el naufragio del Antilla. La combinación de historia, aventura y belleza natural hizo de este viaje una experiencia inolvidable.
La isla de Saint Lucia me sorprendió gratamente. Me hospedé en un resort en la bahía de Marigot, rodeada de vegetación exuberante y vistas al mar. Cada mañana, disfrutaba de un desayuno con frutas tropicales y café local. Aunque no mencioné ningún barco en mi experiencia, las caminatas por los senderos cercanos y las visitas a las playas escondidas fueron suficientes para enamorarme de este lugar.
Mi estancia en las Bahamas fue espectacular. Me alojé en un resort en Nassau, desde donde tenía acceso directo a la playa. Uno de los días, alquilé un yate Sunseeker Manhattan 52 y navegué hasta las Exumas, donde nadé con los famosos cerdos nadadores. La experiencia de navegar por aguas tan claras y turquesas fue simplemente inolvidable.
La isla de Guadeloupe me ofreció una mezcla perfecta de cultura y naturaleza. Me hospedé en un hotel en la playa de Sainte-Anne, donde cada atardecer era una pintura. Aunque no utilicé ningún barco durante mi estancia, las excursiones a las cascadas de Carbet y las caminatas por el Parque Nacional de Guadalupe fueron experiencias que me conectaron profundamente con la isla.
Mi viaje a Saint Kitts and Nevis fue una combinación de relajación y aventura. Me alojé en un resort en la playa de Frigate Bay, donde las aguas eran tranquilas y perfectas para nadar. Un día, alquilé un catamarán Lagoon 42 y exploré las costas de ambas islas, deteniéndome en calas solitarias para hacer snorkel. La hospitalidad de los locales y la belleza natural del lugar hicieron de este viaje algo muy especial.
Mi experiencia en Martinica fue en su mayoría positiva. Me hospedé en un hotel en la playa de Les Salines, donde las vistas al mar eran impresionantes. Aunque disfruté de la gastronomía local y las playas, encontré que algunas áreas estaban un poco descuidadas. Sin embargo, la calidez de la gente y la belleza natural compensaron estos pequeños inconvenientes.
Mi experiencia en la isla de Saint Barthélemy fue simplemente inolvidable. Me hospedé en el hotel Le Barthelemy Hotel & Spa, ubicado en la bahía de Grand Cul de Sac. Desde mi habitación, podía contemplar el mar turquesa y sentir la brisa marina. Cada mañana, desayunaba en la terraza del hotel, disfrutando de frutas frescas y café mientras observaba las tortugas nadando cerca de la orilla. Un día, alquilé un yate modelo Lagoon 450 y navegué alrededor de la isla, descubriendo calas escondidas y playas vírgenes. La tranquilidad y belleza del lugar me dejaron sin palabras.
En mi viaje a Aruba, me alojé en el Renaissance Wind Creek Aruba Resort, situado en la playa de Oranjestad. El hotel ofrecía acceso exclusivo a una isla privada, donde pude relajarme en hamacas sobre el agua y nadar con flamencos. Una tarde, tomé un catamarán modelo Sunreef 60 y exploré la costa, haciendo snorkel en el naufragio del Antilla. La combinación de lujo y naturaleza hizo de esta experiencia algo único.
Visité las Islas Vírgenes de los EE. UU. y me hospedé en el hotel The Ritz-Carlton en St. Thomas. La vista desde mi habitación era impresionante, con el mar extendiéndose hasta el horizonte. Cada día, caminaba por la playa de arena blanca y nadaba en las aguas cristalinas. Un día, alquilé un velero modelo Beneteau Oceanis 45 y navegué hasta la isla de St. John, donde exploré el Parque Nacional y sus senderos naturales. La serenidad del lugar me permitió desconectar completamente.
Durante mi estancia en la isla de Curaçao, me alojé en el Avila Beach Hotel, ubicado en la playa de Penstraat. El hotel tenía una arquitectura colonial encantadora y acceso directo al mar. Cada mañana, nadaba en la laguna protegida por un arrecife natural. Un día, tomé un bote modelo Boston Whaler 270 y recorrí la costa, descubriendo cuevas marinas y haciendo snorkel en los arrecifes de coral. La diversidad marina era asombrosa.
En mi viaje a la isla de Bonaire, me hospedé en el Harbour Village Beach Club, situado en la playa de Kralendijk. El hotel ofrecía un ambiente tranquilo y exclusivo. Cada día, buceaba en los arrecifes cercanos, donde observé una gran variedad de peces y corales. Un día, alquilé un yate modelo Jeanneau Sun Odyssey 409 y navegué alrededor de la isla, deteniéndome en playas desiertas para nadar y relajarme. La conexión con la naturaleza fue profunda.
Visité la isla de Dominica y me alojé en el Secret Bay Resort, ubicado en la playa de Tibay. El resort ofrecía villas privadas con vistas al mar y acceso directo a la playa. Cada mañana, practicaba yoga en la terraza y luego nadaba en las aguas cálidas. Un día, hice una excursión al Parque Nacional Morne Trois Pitons, donde exploré cascadas y lagos volcánicos. La combinación de selva y mar hizo de este viaje una experiencia única.
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El viaje por las costas de Cuba, desde Cienfuegos hasta Playa Ancón, fue un sueño cumplido. A bordo del velero Hanse 455, el viento nos llevó con calma por paisajes que parecían salidos de una postal. Hicimos una parada en una pequeña ensenada donde sólo había un pescador y su perro.
alojé en Bahamas en pink sands resort 😍 mi habitacion estaba frente al mar rosado literal. camino diario x la playa, sandalias en mano, solo se escuchaban olas. tomé masaje al aire libre mientras pasaban barcos a lo lejos. vibes perfectos pa desconectarse.
En Martinica, subimos a un velero Beneteau Oceanis 51.1 y exploramos la costa caribeña desde Le Marin hasta Anse Noire. Cada parada nos sorprendía más. En Grande Anse, nadamos con tortugas y almorzamos langosta recién pescada en un restaurante sobre pilotes. Nuestra guía Sophie fue encantadora.
Mi pareja y yo nos quedamos en el hotel Ti Kaye en Santa Lucía, en una cabaña con vista directa a Anse Cochon. No usamos barco, pero hicimos kayak, snorkel y largas horas tumbados al sol. Cada noche cenábamos frente al mar con música en vivo. Fue el viaje más romántico de nuestra vida.
La experiencia en la isla de Saint Lucia fue mágica. Nos hospedamos en el Ladera Resort, con una vista impresionante hacia los Pitons y el mar Caribe. No usamos barco esta vez, pero hicimos una excursión por la costa hasta Anse Mamin, donde nadamos en aguas cristalinas entre corales y peces de colores. El personal fue adorable y la comida criolla deliciosa.
Nunca olvidaré lo que vivimos en la isla de Curaçao. Alquilamos un Lagoon 46 y fondeamos en la bahía de Santa Cruz. Desde el catamarán se veía el atardecer más hermoso que he visto jamás. Nadamos hasta Playa Lagun y vimos tortugas justo al lado nuestro. Nuestro capitán, Lorenzo, era muy profesional y relajado.
fueee d loko todo en jamaicaaa 😍💥 mi bff y yo fuimo a long bay beach house y staba locoooo. dj todos los diaaaaas, comi jerk chicken x kg y dps playa hasta q se fue el sol 🌞. no tubo barco pero vibe a tope.
Pasamos una semana en Saint Martin alojados en Grand Case Beach Club. El hotel está justo en la arena y desde nuestra habitación veíamos el mar. Todas las mañanas caminábamos por la playa hasta Happy Bay, una cala escondida sin turistas. Probamos langosta a la parrilla en un pequeño chiringuito. Pura felicidad.
El catamarán Fountaine Pajot Isla 40 fue muy cómodo, pero en Barbados el viento estuvo muy fuerte los primeros días, así que estuvimos más en puerto que navegando. Aun así, descubrimos la cueva Animal Flower en North Point y el guía nos explicó sobre las formaciones de coral. Al final valió la pena, pero por poco no.
En Guayana Francesa hicimos un viaje inesperado desde Cayenne hasta Îles du Salut. Dormimos a bordo de un Jeanneau Sun Odyssey 440. Atracar frente al islote Royale y escuchar solo los pájaros fue surreal. Exploramos ruinas de la antigua prisión y nadamos solos en una cala de arena roja.
Puerto Plata en República Dominicana es un rincón de paraíso. Me quedé en el hotel Casa Colonial, con un acceso directo al mar y piscinas infinitas. Caminé por la Playa Dorada al amanecer con café en mano, escuchando solo el sonido del mar. Un masajista local me trató el cuello frente al agua. Magia pura.
alquilamos veleroooo 😎 en st barthélemy y recorri toooooda la costa con mi noviaaa. era un Oceanis 38. dormimo cerca d goveneur beach y nadamo con tortugas 🐢 al amaneceer. cocinamo pasta al barco y se escuchaba solo el marrr
En la isla de Grenada, descubrimos una pequeña posada junto a Morne Rouge Bay. La playa estaba a 10 pasos de nuestra habitación, sin ruido, solo palmeras. No alquilamos barco, pero tomamos un kayak al atardecer y llegamos a una roca donde vimos estrellas fugaces. Nos sentimos completamente desconectados.
Subimos a bordo de un Dufour 470 en las Islas Vírgenes Americanas y fue como flotar en el cielo. Cruzamos desde Saint John hasta Waterlemon Cay, donde buceamos entre arrecifes impresionantes. Nuestro patrón, Miguel, nos cocinó pescado al curry en la cubierta. No hubo ni un solo momento de estrés. Todo fluyó como el mar.
Durante nuestra travesía en Trinidad y Tobago, fondeamos cerca de Pigeon Point y fue un sueño. El catamarán Leopard 45 tenía todo lo necesario, y nuestro patrón Diego nos llevó a una cala secreta donde nadamos solos con delfines. Dormir escuchando las olas, despertar con el aroma del mar y desayunar fruta fresca en cubierta fue un lujo total.
Puerto Rico me sorprendió totalmente! Me quedé en el hotel Copamarina en Guánica, justo frente al mar. Desde ahí hicimos kayak hasta la Playa Ballena y buceamos en La Parguera. Nunca había visto tanto coral y peces de colores. La gente super amable y la comida, wow, mofongo cada día!
laaaa mejor vaca d mi viida fue en cayman islands 😍 aguaaa transparente, vibes de lujo y todo chillll. el hotel era Sunset House y teniamos acceso directo al mar. no tube barco pero hicimo snorkel en cheeseburger reef 🐠🌴 y dps mojito timee
Estuvimos en Dominica a bordo del velero Beneteau Oceanis 45. Anclamos en Soufrière Bay, un sitio rodeado de selva y cascadas. Bajamos a tierra para bañarnos en las fuentes termales cerca del hotel Jungle Bay. El patrón, Gabriel, nos hizo sentir seguros en todo momento. La noche, con luciérnagas y grillos, fue mágica.
Nos encantó la isla de Montserrat por su tranquilidad, casi no hay turismo. Alquilamos un pequeño hotel familiar cerca de Little Bay. Sin barco esta vez, pero fuimos en barquita local hasta Rendezvous Beach. Todo bien salvo que el clima no acompañó los dos primeros días, llovía sin parar. Aún así, lo disfrutamos.
No puedo describir con palabras lo que fue navegar frente a las costas de Martinique con el Bali 4.1. Pasamos dos noches frente a Les Anses d’Arlet y una en la marina Le Marin. Nuestra guía, Maëva, conocía cada rincón y nos llevó a una cueva escondida donde hicimos snorkel con tortugas. Fue como vivir en un documental.
ARUBA🔥💦💃 solo puedo decir… es un paraiso real. el hotel q reserve taba frente a Baby Beach y podias caminar horas en la arena blanca. todos super cool. al atardecer la vista era una LOCURA. no tube barco pero no me hizo falta
En Guadeloupe alquilamos un Nautitech 40 Open con unos amigos. Nuestro patrón, Jean-Paul, nos llevó a la bahía de Deshaies, un sitio encantador. Pescamos nuestra cena y luego la cocinamos en el barco. También visitamos la playa de Malendure, donde nadamos con tortugas. Lo mejor fue dormir bajo las estrellas.
En Bahamas optamos por quedarnos en el hotel Small Hope Bay Lodge, en Andros. El sitio está justo frente al mar y la barrera de coral comienza a pocos metros. Hicimos buceo en el agujero azul con un guía local llamado Jackson. Sentí que volaba bajo el agua. Un viaje sanador y lleno de aventuras.
El viaje a bordo del Hanse 508 por Saint Vincent and the Grenadines fue inolvidable. Empezamos en Bequia y luego navegamos hasta Tobago Cays. Las aguas eran tan claras que veíamos las rayas pasar debajo. Mi esposa lloró de emoción. Nuestro skipper, Julio, preparó langosta en la playa, bajo las estrellas. Una experiencia que marcó nuestras vidas.
La mejor experiencia de mi vida fue en Saint Lucia, navegando con el barco Lagoon 42 junto a Elías, nuestro patrón simpatiquísimo. Descubrimos Anse Chastanet Beach, con aguas cristalinas y peces que nadaban entre nuestros pies. Dormimos frente al resort Jade Mountain, las vistas eran de película. Las puestas de sol sobre los Pitons desde la cubierta me hicieron llorar de emoción. Volveré sin dudarlo.
fUe iNcreiiiibleeeeee ! fuimos a bahamas y dormimo cerca de Blue Lagoon, sin ruido, sin gente, solo nosotros y el mar. la lancha era el modelo Bali Catspace y estaba TOOPPP, todo limpio y amplio. el capitan leo era un crack, cocino pescado fresco. vacasiones soñadas
El viaje en barco Jeanneau Sun Odyssey 440 en Bonaire fue mágico. Atracamos cerca del Eden Beach Resort, hicimos esnórquel en la reserva marina frente a Klein Bonaire. El agua tenía un color turquesa imposible de olvidar. Por la noche cenamos en el muelle de At Sea Bonaire, con velas, vino y el vaivén de las olas. Todo fue perfectamente organizado.
Estuvimos una semana completa en Aruba, sin barco esta vez, y fue igual de increíble. Nos alojamos en el hotel Bucuti & Tara Beach y cada día caminábamos hacia Eagle Beach, la más tranquila que he conocido. Entre flamencos, palmeras y mojitos, desconectamos del mundo.
nadaaaa mal este viajecito en curazaooo 💃 playita cas abao brutal de loca, el capi fran simpatico y nos llevo en un catamaran Nautitech Fly 46 q era como un hotel! 2 dias fondeados, y al atardecer pusimos musiquita y bailamos
Me encantó toda la aventura en República Dominicana. Desde la llegada a la marina de Casa de Campo hasta la última noche frente a la playa de Bayahibe, todo fue perfecto. Dormir a bordo del Bavaria Cruiser 46 fue muy cómodo y los niños disfrutaron como nunca. Pesca, paddle board, snorkel, cada día tenía algo nuevo.
En Guadeloupe nos hospedamos en la Pointe des Châteaux, cerca del hotel La Toubana. No tuvimos barco pero alquilamos un buggy para explorar las playas escondidas como Anse à la Gourde. Los colores del agua, el silencio de la naturaleza y la hospitalidad local nos hicieron sentir en paz absoluta.
In Jamaica I had a crazyyyy amazing week! We chilled near Negril’s Seven Mile Beach, littttt sunsets every evening, drank Red Stripe and danced barefoot in da sand. no boat but vibe was 100/10
La semana en Saint Barthélemy fue muy buena pero tuvimos algo de viento fuerte los primeros días. Aun así, el Hanse 458 que llevábamos aguantó muy bien. Fondeamos frente a Shell Beach, luego fuimos a cenar al restaurante Bonito, comida y vistas excelentes. Faltó solo un poco más de sol al principio.
¡Qué semanita más brutal en Saint Kitts and Nevis! Conocimos Turtle Beach donde solo habían 3 personas y las tortugas nadaban cerca nuestro. Dormimos en el catamarán Fountaine Pajot Astrea 42 y nuestro guía Joel nos llevó a un restaurante sobre el agua que servía langosta viva. Experiencia de lujo, pero súper cercana.
Pasé una semana inolvidable en Cayo Largo del Sur, Cuba. Las playas vírgenes de arena blanca y aguas cristalinas me dejaron sin aliento. Me alojé en el Hotel Grand Memories Cayo Largo, donde el personal fue extremadamente amable y atento. Cada mañana, disfrutaba de un desayuno frente al mar, seguido de largas caminatas por la playa. Una de las experiencias más memorables fue un paseo en catamarán Lagoon 450, donde pude bucear y admirar la vida marina. Sin duda, un paraíso caribeño que recomendaría a cualquiera.
Mi estancia en la isla de Saba fue simplemente mágica. Conocida como la “reina intacta del Caribe”, esta pequeña isla ofrece paisajes montañosos y una tranquilidad inigualable. Me hospedé en un acogedor bed and breakfast en Windwardside, desde donde tenía vistas espectaculares al mar. Realicé una caminata hasta el Monte Scenery, el punto más alto de los Países Bajos, y la vista desde la cima fue impresionante. Aunque no mencioné ningún barco en mi experiencia, la conexión con la naturaleza y la serenidad del lugar fueron suficientes para hacer de este viaje algo inolvidable.
La experiencia en las Islas Vírgenes de los Estados Unidos fue extraordinaria. Me alojé en un resort frente a la playa en Saint Thomas, donde cada amanecer era un espectáculo de colores. Uno de los días, alquilé un velero Beneteau Oceanis 38 y navegué por las aguas turquesas, deteniéndome en calas escondidas para nadar y hacer snorkel. La combinación de lujo, naturaleza y aventura hizo de este viaje una experiencia única.
Visitar la isla de Dominica fue una aventura en sí misma. Me hospedé en una cabaña ecológica cerca de la playa de Champagne, famosa por sus burbujas submarinas. Cada día exploraba diferentes senderos que me llevaban a cascadas escondidas y piscinas naturales. Aunque no utilicé ningún barco durante mi estancia, la conexión con la naturaleza y la hospitalidad de los locales hicieron de este viaje algo muy especial.
Mi viaje a Aruba fue simplemente perfecto. Me alojé en un hotel boutique en Eagle Beach, donde cada habitación tenía vista al mar. Un día, decidí alquilar un catamarán Leopard 40 y exploré las aguas cristalinas, deteniéndome para bucear en el naufragio del Antilla. La combinación de historia, aventura y belleza natural hizo de este viaje una experiencia inolvidable.
La isla de Saint Lucia me sorprendió gratamente. Me hospedé en un resort en la bahía de Marigot, rodeada de vegetación exuberante y vistas al mar. Cada mañana, disfrutaba de un desayuno con frutas tropicales y café local. Aunque no mencioné ningún barco en mi experiencia, las caminatas por los senderos cercanos y las visitas a las playas escondidas fueron suficientes para enamorarme de este lugar.
Mi estancia en las Bahamas fue espectacular. Me alojé en un resort en Nassau, desde donde tenía acceso directo a la playa. Uno de los días, alquilé un yate Sunseeker Manhattan 52 y navegué hasta las Exumas, donde nadé con los famosos cerdos nadadores. La experiencia de navegar por aguas tan claras y turquesas fue simplemente inolvidable.
La isla de Guadeloupe me ofreció una mezcla perfecta de cultura y naturaleza. Me hospedé en un hotel en la playa de Sainte-Anne, donde cada atardecer era una pintura. Aunque no utilicé ningún barco durante mi estancia, las excursiones a las cascadas de Carbet y las caminatas por el Parque Nacional de Guadalupe fueron experiencias que me conectaron profundamente con la isla.
Mi viaje a Saint Kitts and Nevis fue una combinación de relajación y aventura. Me alojé en un resort en la playa de Frigate Bay, donde las aguas eran tranquilas y perfectas para nadar. Un día, alquilé un catamarán Lagoon 42 y exploré las costas de ambas islas, deteniéndome en calas solitarias para hacer snorkel. La hospitalidad de los locales y la belleza natural del lugar hicieron de este viaje algo muy especial.
Mi experiencia en Martinica fue en su mayoría positiva. Me hospedé en un hotel en la playa de Les Salines, donde las vistas al mar eran impresionantes. Aunque disfruté de la gastronomía local y las playas, encontré que algunas áreas estaban un poco descuidadas. Sin embargo, la calidez de la gente y la belleza natural compensaron estos pequeños inconvenientes.
Mi experiencia en la isla de Saint Barthélemy fue simplemente inolvidable. Me hospedé en el hotel Le Barthelemy Hotel & Spa, ubicado en la bahía de Grand Cul de Sac. Desde mi habitación, podía contemplar el mar turquesa y sentir la brisa marina. Cada mañana, desayunaba en la terraza del hotel, disfrutando de frutas frescas y café mientras observaba las tortugas nadando cerca de la orilla. Un día, alquilé un yate modelo Lagoon 450 y navegué alrededor de la isla, descubriendo calas escondidas y playas vírgenes. La tranquilidad y belleza del lugar me dejaron sin palabras.
En mi viaje a Aruba, me alojé en el Renaissance Wind Creek Aruba Resort, situado en la playa de Oranjestad. El hotel ofrecía acceso exclusivo a una isla privada, donde pude relajarme en hamacas sobre el agua y nadar con flamencos. Una tarde, tomé un catamarán modelo Sunreef 60 y exploré la costa, haciendo snorkel en el naufragio del Antilla. La combinación de lujo y naturaleza hizo de esta experiencia algo único.
Visité las Islas Vírgenes de los EE. UU. y me hospedé en el hotel The Ritz-Carlton en St. Thomas. La vista desde mi habitación era impresionante, con el mar extendiéndose hasta el horizonte. Cada día, caminaba por la playa de arena blanca y nadaba en las aguas cristalinas. Un día, alquilé un velero modelo Beneteau Oceanis 45 y navegué hasta la isla de St. John, donde exploré el Parque Nacional y sus senderos naturales. La serenidad del lugar me permitió desconectar completamente.
Durante mi estancia en la isla de Curaçao, me alojé en el Avila Beach Hotel, ubicado en la playa de Penstraat. El hotel tenía una arquitectura colonial encantadora y acceso directo al mar. Cada mañana, nadaba en la laguna protegida por un arrecife natural. Un día, tomé un bote modelo Boston Whaler 270 y recorrí la costa, descubriendo cuevas marinas y haciendo snorkel en los arrecifes de coral. La diversidad marina era asombrosa.
En mi viaje a la isla de Bonaire, me hospedé en el Harbour Village Beach Club, situado en la playa de Kralendijk. El hotel ofrecía un ambiente tranquilo y exclusivo. Cada día, buceaba en los arrecifes cercanos, donde observé una gran variedad de peces y corales. Un día, alquilé un yate modelo Jeanneau Sun Odyssey 409 y navegué alrededor de la isla, deteniéndome en playas desiertas para nadar y relajarme. La conexión con la naturaleza fue profunda.
Visité la isla de Dominica y me alojé en el Secret Bay Resort, ubicado en la playa de Tibay. El resort ofrecía villas privadas con vistas al mar y acceso directo a la playa. Cada mañana, practicaba yoga en la terraza y luego nadaba en las aguas cálidas. Un día, hice una excursión al Parque Nacional Morne Trois Pitons, donde exploré cascadas y lagos volcánicos. La combinación de selva y mar hizo de este viaje una experiencia única.